Saturday, April 27, 2024

La conveniencia de rezar en latin

 


Dios nos escucha sea como sea que le invoquemos. Conoce las aspiraciones más profundas de nuestro corazón mejor que nosotros y puede darnos lo que necesitamos antes que se lo pidamos, incluso sin que se lo pidamos, o mediante la intercesión de otros miembros de la Iglesia (militante, purgante y gloriosa) por la Comunión de los Santos. 

Hay buenas razones que hacen conveniente e inclusome atrevo a decirmejor si rezamos en latín.

La principal es esta: conviene que nuestra forma de rezar refleje de la manera más completa el misterio de las realidades sobre las que se ora. Conviene ¿a quien? ¡A nosotros por supuesto! Dios no necesita de nuestros rezos, sino que estos son necesarios para nosotros alcanzar nuestro fin. 

Nosotros somos almas encarnadas, somos cuerpo y espíritu. Podemos orar mentalmente, espiritualmente, y también podemos (nos conviene) hacer que nuestro cuerpo ore: rezando arrodillados, cantando, ayunando o haciendo mortificación o penitencia. 

No es difícil notar que en este tiempo hay una vuelta a una especie de espiritualismo que explícita o implícitamente quiere separar cuerpo y alma. "Mi cuerpo es un accesorio que puedo modificar, lo que realmente soy es mi alma". "Lo importante es la disposición interior, no lo material". "Ying-yanismo". Este separar cuerpo y alma se denomina dualismo, y es un error contenido en varias herejías. Mirar, por ejemplo, el gnosticismo que sostenía como una de sus doctrinas el identificar la material con el mal y el bien con el espíritu. Un repaso de las herejías puede servir para ver como estas caen rápidamente en dualismos.  Al contrario, la Iglesia sostiene que nuestros cuerpos son buenos y la materia, por extensión lo también. 

Debemos, por tanto, rezar con el cuerpo y el alma. Más adelante quiero escribir un poco sobre una forma específica de orar con el cuerpo que es el ayuno. Por ahora, quiero escribir sobre porque pienso que conviene tanto que usemos el latín para rezar las oraciones vocales, cantar, y en especial durante la Santa Misa.

Algunas ideas que he encontrado en distintas fuentes, sin orden particular y sin pretender agotar el tema:

El latín es una lengua muerta, y esto representa la eternidad de Dios. El latín dejó de tener cambios, por no ser de uso común. Refleja, así, la inmutabilidad de Dios y tenemos la certeza de que las oraciones (sus palabras, su sentido) son y serán las mismas usadas por todos los cristianos desde hace mucho tiempo. Además, es una lengua muy precisa usada por mucho tiempo en filosofía y ciencia. Notablemente en el derecho aún se explican conceptos en latín: sui iuris, etc.  

Lengua sagrada. Algo sagrado es algo cuyo uso es apartado para uso exclusivo de culto a Dios. Por ejemplo, pensar en el cáliz usado para consagrar el vino en la Santísima Sangre de Cristo, que no recibe otro uso. Es especialmente significativo pensar en usar una lengua de manera especial para expresarle a Dios los deseos del alma, significando también el hecho de que no comprendemos del todo estos deseos. 

Lengua clavada en la Cruz. Esta me gusta bastante. La sentencia de nuestro Señor fue clavada en la Cruz en tres lenguas: latín, arameo y griego. Al hacer esto, Poncio Pilato fue el primero en proclamar públicamente la realeza de Cristo. 

Lengua de los que ejecutaron la condena de Cristo. Cristo escuchó el latín desde la Cruz en la boca de quienes ejecutaron su sentencia. Usarlo nos pone al pie de la Cruz como un legionario más, y nos recuerda que fueron nuestros pecados los que clavaron a Jesús. Siendo la Santa Misa la representación incruenta del Sacrificio de la Cruz, que nos transporta al calvario cada vez que asistimos, este hecho se significa de manera más potente si se reza en latín. 

Lengua conquistada por Cristo. San Pedro se fue a Roma, donde sufrió el martirio. Los primeros cristianos fueron perseguidos cruelmente ahí y en todo el imperio Romano. Sin embargo, el cristianismo, Cristo, conquistó Roma y su lengua y se extendió por todo el mundo. El latín como lengua de la Iglesia proclama a Cristo vencedor sobre Roma, su persecutor, y más generalmente sobre el mundo. 

Vela nuestro entendimiento. Los velos representan el misterio que no podemos ver ni comprender lo sagrado. Por eso se vela el copón donde se reserva el Santísimo, se vela el Sagrario, el Cáliz, y se recubre el sacerdote. Visiblemente nos recuerda que no entendemos del todo los misterios que contemplamos. Nos pone en nuestro lugar. Asimismo, el hecho de que el latín sea relativamente incomprensible para el cristiano de pié nos ayuda por un lado a simbolizar el misterio de Dios en el culto, velando nuestro entendimiento. 

Nos fuerza a poner mejor atención al rezar si queremos entender. Si es que queremos comprender hay que hacer un esfuerzo de prestar atención y usar algún medio para entender (traducciones, apps, ¡hay tantos!), de la misma manera que si quieres mirar los intrincados detalles de un bello Sagrario velado hay que esforzar la vista. Poner atención a las cosas de Dios por amor a él bien vale la pena. 

Es una lengua universal. No separa cristianos por su lengua, raza o condición. Si rezamos en latín, rezamos juntos. El latín le pertenece a todos (a la Iglesia) y a nadie en particular por otra herencia que la de ser cristianos. 

Lengua de la Iglesia. Consecuencia de lo anterior, es una lengua que representa la unidad de la Iglesia de manera muy potente. En particular, unidad con el papa que en muchos actos públicos reza en latín. ¡que lindo poder decir las palabras de la oración en unidad con el Vicario de Cristo! 

Identidad católica. Hay algo distintivamente católico de rezar en latín, es parte de nuestra cultura y herencia. Usarlo nos sumerge en esta cultura.





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