El mundo quiere que pensemos y festejemos la Navidad desde 1 de Nov hasta el 25 Dic y no más. Cualquier manifestación posterior de Navidad es como mucho. Para los católicos es un poco al revés. Tenemos el tiempo de adviento antes de la Navidad. Este tiempo no es de broma. El color litúrgico es morado. Y el morado es color de penitencia.
Si. El tiempo de adviento es tiempo de penitencia. La preparación para recibir las gracias de Dios siempre es vía la purificación. Y después viene el carrete. Los católicos ¡si que sabemos carretear (celebrar para los no-chilenos)!
No hay que ser católico apocado y amargado, ñoño, fofo. Hay que gozar cada oportunidad que la Madre Iglesia nos da para celebrar nuestra fe. Si lo haces, te prometo que vas a pasarlo mejor que las pocas instancias que da el mundo. El gozo de ser católico es muy grande. Y más duradero. En verdad.
Como digo, seguimos en Navidad. Y, si somos coherentes, se sigue celebrando y diciendo ¡Feliz Navidad! Y estamos contentos en el fondo del alma cuando como niños chicos besamos al pequeño Niño de nuestro pesebre que con toda nuestra pobre imaginación nos imaginamos que es el Señor del universo. Y llegan más fiestas como la de ayer, María Madre de Dios, y pronto el fiestón de Epifanía, y así...
Que se note que somos católicos porque la pasamos bien, y la pasamos pasando bien con cada fiesta litúrgica. Al menos en mi casa si juntas todas las fiestas litúrgicas, los cumpleaños, aniversarios y bautizos, no paramos nunca. Siempre hay algo.
Si hay algo que es tradición católica es esto: la alegría y el festejo constante que es vivir la fe en serio.
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