Monday, September 16, 2024

Posesos por la Verdad: claves para un ecumenismo bien entendido

Quid est veritas? pregunta Poncio - Es curioso que esta es la respuesta de muchos hoy. "Mi verdad", etc. 

Los católicos no es que tengamos la verdad, es que somos poseídos por la Verdad. En el alma en gracia de un fiel católico habita y se deleita el Espíritu Santo que es Dios, y Dios es la Verdad. Literalmente, nos posee Aquél que es la Verdad. 

Por tanto, el cristiano en estado de gracia, y la Iglesia como cuerpo místico de Cristo, se caracteriza por ser incondicionalmente leal a la Verdad. Esto implica que si hay elementos de verdad en otros credos, culturas, filosofías y líneas de pensamiento teológico, que muchas veces las hay, entonces la cristiandad puede ser receptiva a esos elementos de verdad e incluso promoverlos, pues es leal a la verdad que lo posee. Por lo tanto, la cristiandad no puede ver otros credos (pensamientos, etc.) como enemigos, porque comparten algo elemental. Esto no es cierto de los otros credos, que no sostienen toda la verdad sino que sólo una fracción o parte de ella. Se entiende, entonces, que dichos credos miren a otros credos como rivales ya que, al no ser partes de la Verdad, que los ancla, les faltará esa altura, ese "big picture", y veran lo incompatible como insuperable. 

Una analogía buena es la competencia por recursos entre facultades dentro de una universidad. Facultades individuales pueden verse entre sí como rivales al competir por asignaciones de recursos para avanzar sus proyectos educativos que solo colaboran con una fracción del proyecto de la institución. Desde ese punto de vista, el avance del proyecto de una facultad puede ser visto como un retroceso para otra. Sin embargo, quien entrega los recursos, rectoría, se preocupa del proyecto educativo completo y de ese modo es capaz de ver el bien de cada proyecto educativo de sus facultades y como este contribuye al bien global. Hay que tener una visión completa para poder entender y pesar las necesidades relativas de cada miembro. 

Es por esto que la Iglesia puede ver otros credos y afirmar y promover los elementos de verdad en ello, mientras que rechaza aquello que es falso en lo que profesan. Por eso se les llama herejias a las enseñanzas erróneas, y no se dice que son "simplemente" falsas. Una herejía no es necesariamente completamente falsa, sino que es una distorsión de la verdad: son sistemas de pensamiento que contienen elementos de verdad mezclado con falsedades. Al hablar de herejías, la Iglesia Católica no quiere decir que otros credos sean rivales sino que hay elementos de verdad y también falsedades que deben ser corregidas. Es notable que otros credos parecen no usar el lenguaje de las herejías porque poseen entre sí fragmentos de la verdad, haciéndolos rivales. Pero la cristiandad, que posee las partes de verdad de cada uno de los credos, y más, puede mirar ambos credos con compasión y comprensión. 

Esta, me parece, es la clave de un ecumenismo bien entendido. Entender que se puede promover la verdad de otros credos, por lealtad a la verdad, si se rechazan las falsedades de ellos, por la misma lealtad. Este último punto es importante, porque nos quedamos fatalmente cortos si solo viéramos lo verdadero y no buscásemos corregir lo falso. Porque no entregar la verdad completa es faltar a la verdad, y esto constituye una falta de caridad puesto que Dios es Verdad, el amor a Dios es la caridad, y decir menos que la verdad completa es faltar a esa caridad. 

Al final del día, extra Ecclesia nulla salus, y si no buscamos convertir los corazones y que amen al Corazón Sagrado de Jesucristo, subiéndose a la barca de la Iglesia timoneada por Pedro, estamos realmente faltando a la caridad. 

"Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz" (Juan 18:37)


Monday, September 2, 2024

Redescubriendo las Antiguas Costumbres Católicas: Un Acto de Libertad y Amor



Descubrí hace poco el Catecismo Mayor de San Pío X. Cuando digo "descubrí" la verdad es que sabía de su existencia hace tiempo, pero no había tenido interés en leerlo. Pueden encontrarlo en el sitio web del dicasterio para el clero (aquí) o en la app "iPietá" que es donde suelo leerlo. 

Este catecismo está escrito como una serie de preguntas y respuestas, y resulta muy interesante de leer por su claridad, uso de lenguaje sencillo y por lo conciso que es. Por ejemplo, respecto de cómo recibir la Sagrada Comunión, el catecismo de San Pío X dice así:

643.- ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Comunión? - En el acto de recibir la Sagrada Comunión hemos de estar arrodillados, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y vueltos a la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un poco fuera sobre el labio.

Llama la atención que en un catecismo relativamente breve, se tome el tiempo el santo padre de incluir puntos como este. Hay varios más. A San Pío X le debemos que los niños reciban su primera Comunión cuando más pequeños, y la práctica tan extendida de la Misa Diaria. Le llaman el "papa de la Eucaristía" y "patrón de los catequistas". Algo sabía el santo padre sobre la importancia de la forma como reflejo, y condicionante, del fondo; y de la importancia de los signos exteriores para la catequesis. "Somos almas encarnadas" diría un buen amigo. 

Este aspecto de la vida sacramental del católico, junto con muchos otros, se desreguló después del Concilio Vaticano II. Es decir, la Iglesia dejó de exigir al respecto. El resultado, a la vista de todo el que quiera echar una mirada, es que algunas expresiones de piedad se han reducido a su mínima expresión. Si preguntas por ahí te dirán "eso ya no se hace". Alguien que piense parecido a mi se lamentaría y vería la necesidad de re-imponer estas costumbres desde arriba... a lo que digo: quizás. Pero...

Me gusta ver el tema desde otro punto de vista: desde la libertad y el amor. Efectivamente el que no sea necesario recibir la comunión de rodillas no tiene nada que ver con el que la Iglesia lo recomiende y lo deje a nuestra libertad. No tiene nada que ver con el hecho de que sea algo bueno (è cosa buona e giusta, es la respuesta al misterio de la fe en italiano). Me parece que es muy bueno recibir a nuestro Dios, cuando se nos da en Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de rodillas... con el cuerpo rezando. No sé si estarás de acuerdo: si ante el Nombre de Jesús "toda rodilla se doblará" ¿qué sucederá ante su Presencia Real? Deberíamos estar por los suelos, en parálisis y asombro. Y... ¿Si entrase en nosotros?

Yo la costumbre la tomé durante la pandemia. Al vernos enfrentados a la obligación de recibir en la mano, fuimos muchos los que con naturalidad compensamos esta reducción en reverencia arrodillandonos para recibir. Muchas veces tocaba comulgar en la calle, fuera de la Misa, con el Santísimo ahí... a la vista, en un rito sencillo pero que llamaba a responder con adoración a Cristo que salía por nosotros muchas veces por entre las rejas. Levantadas las restricciones nos quedó, al menos a mi familia y a mi, la necesidad de estar de rodillas en ese momento.

Conozco al menos dos lugares en Santiago de Chile (bueno, tres pero a ese otro no he ido) donde hay reclinatorios para recibir al Señor de rodillas. Fue maravilloso ver que para la Adoración Nacional a Cristo Rey también se incentivó esta práctica de piedad de tan profundo significado y arraigo histórico. 

En estos tiempos de menor regulación de la vida de piedad, tenemos la gran bendición de poder mirar estas antiguas costumbres y retomarlas en un acto positivo de amor. Por que "me da la gana", que, haciendo eco de un santo por ahí, al final es una razón muy sobrenatural. 

¡Que maravilla poder adorar a Dios, como la Iglesia siempre lo ha hecho, pero con el corazón libre, desatado, sin más razón que querer demostrarle amor a Aquel que no es amado!

Música para tiempo de Adviento: En Clara Vox

Aquí en el hemisferio sur se juntan el verano, fin de año, cierre de actividades escolares, académicas y laborales junto con el tiempo de Ad...